Tanto el ahorro energético como la eficiencia energética se basan en efectuar un gasto de energía menor del habitual, pero conservando un mismo nivel de confort similar. Eso si, el modo de reducir ese gasto de energía es muy diferente en ambos casos.
El concepto de ahorro energético hace referencia a un cambio en los hábitos de consumo de la energía que consumimos en la vivienda.
¿Cómo se puede ahorrar energía cambiando nuestros hábitos de consumo?
– Eligiendo una temperatura adecuada en el interior de la vivienda. Una temperatura aconsejable se situaría entre 19º y 21º por el día y entre 15º y 17º por la noche. Cada grado aumenta el consumo en un 7%.
– Manteniendo las ventanas cerradas cuando la calefacción esté encendida y llevando ropa adecuada a la temperatura elegida.
– No cubriendo los radiadores.
– Apagando los aparatos electrónicos totalmente cuando se dejan de utilizar.
– Empleando agua caliente solo cuando se es necesario.
El concepto de eficiencia energética, en cambio, hace referencia a una demanda de energía menor tanto de la vivienda como de las instalaciones del inmueble sin que ello suponga un cambio en los hábitos de consumo del usuario.
¿Cómo se puede conseguir una vivienda energéticamente más eficiente?
– Construyendo edificios con demandas de energía muy bajas; el objetivo se basa en alcanzar un gran nivel de confort térmico, teniendo en cuenta la climatología y las condiciones del entorno, así como el diseño y las soluciones constructivas empleadas en la edificación.
– Eligiendo electrodomésticos de clase A, más eficientes; éstos pueden llegar a consumir un 55% menos de energía que otro electrodoméstico menos eficiente.
– Utilizando bombillas de bajo consumo; la iluminación eléctrica de una vivienda puede suponer alrededor del 20% del consumo doméstico.
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